Durante los últimos años se han llevado a cabo múltiples investigaciones científicas que comprueban los valiosos beneficios de la meditación y la atención plena, tanto en adultos como en niños. Ahora bien, ¿será posible incorporar estas técnicas a la rutina diaria de aula? ¡Absolutamente!
La práctica de estas disciplinas son una manera sencilla de mejorar la atención, la consciencia personal, la resiliencia, la autorregulación y el manejo de la frustración, entre otros. Al impactar las diversas partes del cerebro encargadas de regular las emociones y las funciones ejecutivas en general (memoria, organización, etc), la meditación y la atención plena estimulan de manera positiva el comportamiento y el desempeño de los alumnos.
Algunas sugerencias para lograr incluir una práctica efectiva dentro del aula son:
ESTABLECER MOMENTO ESPECÍFICO PARA LA PRÁCTICA.
Las rutinas son básicas a la hora de pensar en orden y paz mental. Si el cerebro sabe qué esperar, los niveles de ansiedad se reducen y el cuerpo responde de manera positiva ante el estímulo. Escoger qué momento es más beneficioso para la práctica diaria, facilitará que tanto tú como tus alumnos, sepan que ha llegado el momento para relajar la mente. Algunas posibilidades son: después del recreo, a mitad de la jornada escolar o antes de irse a casa.
FAMILIARIZARLOS CON LOS TÉRMINOS MÁS RELEVANTES.
Desde muy temprana edad podemos enseñar los conceptos relacionados con esta práctica. Explicar como la CONSCIENCIA consiste en prestar atención a nuestro ambiente, pensamientos y cuerpo en general. El estar PRESENTES, traer la mente a lo que está sucediendo en este instante. ACEPTACIÓN, amar lo que es sin juicios ni expectativas. ENFOQUE, la capacidad que tenemos para elegir a qué le prestaremos atención y donde ponemos intencionalmente nuestros sentidos, entre otros.
HABLARLES SOBRE EL BENEFICIO DE CUIDAR DE NUESTRA MENTE.
A nivel institucional es habitual contar con un currículum de primera sobre las diferentes ramas académicas. Sin embargo, se presta poca o nula atención a la salud mental. Si iniciamos desde los primeros años, no sólo les daremos la oportunidad de adquirir una herramienta que les será de utilidad toda la vida sino que estaremos creando un mundo más pacífico.
CONTAR CUENTOS RELACIONADOS CON EL TEMA.
Existe en el mercado una extensa bibliografía de apoyo y los libros son una manera divertida de aprender más sobre este hermoso tema. Algunas opciones son: Peace Piggy Meditation. Moody Cow Meditate. Meditation is an open sky. Puppy Mind. A Handful of Quiet. What does it Mean to be Present? Mindful Monkey, Happy Panda y en español El Jardín Interior, Om, Cae una Estrella, Burbujas de Paz, etc.
EMPEZAR CON LAPSOS CORTOS.
Puedes elegir alguna de las siguientes opciones y dedicar de desde 1 minuto hasta 10 minutos, dependiendo de la edad de los alumnos. Los beneficios los verás sin importar el tiempo que dediquen. Lo importante es la constancia y practicar.
1. Pedirles que cierren los ojos y que cuenten el número de respiraciones en determinada cantidad de tiempo.
2. Cerrar los ojos e imaginar que van al lugar más hermoso y tranquilo que puedan crear en su mente. Al finalizar quien lo desee, puede compartir con otros cómo es ese lugar especial. Se puede variar este ejercicio mediante una visualización guiada.
3. Prestar algunos minutos enfocándose exclusivamente en los sonidos que logran percibir a su alrededor. Al finalizar pueden compartir lo que identificaron.
4. Repetir frases con cada inhalación y exhalación. Ejemplo: Inhalo paz, exhalo tranquilidad, inhalo paz, exhalo tranquilidad...
5. Visualización guiada sobre relajación y escaneo del cuerpo. Mientras mantienen los ojos cerrados ir llevando la atención a diferentes partes mientras se da la instrucción al cuerpo de relajarse. Tus pies están relajados. Tus piernas están relajadas. Tu estómago está relajado. Tu pecho está relajado. Etc.
En muy poco tiempo te darás cuenta de lo divertido y efectivo que es enseñarles a los niños como su mente es el espacio más tranquilo y seguro al que pueden accesar en cualquier momento. ASÍ QUE... MENTES A LA OBRA!
