El Ego atribuye valor únicamente a aquello de lo que se apropia. Y es por esto que con el paso de los años poco a poco vamos creyendo que somos los responsables de hacer "que las cosas sucedan" sí o sí. No sólo que se haga lo que deseamos sino que sea además a nuestra manera.
Con esto aparece entonces la necesidad del control o mejor dicho la falsa ilusión que creemos tener sobre el entorno, experiencias y demás seres con quienes coincidimos en este camino.
Y llegamos así a una realidad en donde la carga se siente cada vez más pesada dado a que cada día se suma a nuestra lista más por hacer y más "por controlar".
Esa falsa fuerza que empezamos a emplear, nos lleva a frecuentes evidencias de oposición, resentimiento hacia las personas y hasta victimismo ante los hechos vividos.
¿Te crees verdaderamente en control de tu vida? De ser así, ¿sabes exactamente qué pensamientos van a pasar por tu mente en la próxima hora o incluso cuál será tan siquiera el siguiente? ¿Sabes con exactitud cómo está funcionando cada uno de tus órganos y en caso de que alguno esté necesitando apoyo, sabes cómo "repararlo por tus propios medios"? Ante una herida por ejemplo en tu cuerpo, ¿eres realmente quien controla el proceso de sanación que se dará o eres simplemente el que decide limpiar el área o acudir donde un especialista para que lo haga (pero que tampoco es quien realmente sana la herida)? Saliendo de tu cuerpo y mente, ¿tienes el poder de controlar las condiciones climáticas y otros factores ambientales? ¿Sabes con exactitud hasta qué día estarás en este plano físico? ¿De saberlo, podrías controlarlo y cambiar el rumbo?
Claramente la respuesta es NO, pero es justo hasta que empezamos a llevar la Mirada al Interior que nos damos cuenta de que ese control no es más que una ilusión de la mente y que en realidad el control no es más que miedo disfrazado.
Miedo a tantos posibles desenlaces. Miedo a la soledad, miedo al rechazo, miedo a no cumplir con las expectativas propias y/o de otros, miedo a no lograr satisfacer nuestras propias necesidades más profundas, miedo a la enfermedad, etc. Pero a fin de cuentas miedo a que la mente no reciba lo que espera.
El ser capaces de aceptar la vida por lo que es, con sus subidas y bajadas, con sus alegrías y tristezas, con sus puertas abiertas y también cerradas, empezamos a reconocer desde el interior nuestra decisión de pasar de las ataduras de la mente a la libertad del SER.
Asentimiento es a la liberación como la oposición es al sufrimiento. Así que entre más nos esforzamos inconscientemente en resistir la realidad, estamos automáticamente reforzando y generando mayor sufrimiento en nuestra vida.
Pero si tú no controlas, ¿quién o qué tiene el control de todo? ¿Por qué nos cuesta tanto entregar ese control si a fin de cuentas no es más que una ilusión?
Personalmente me encanta una afirmación que Joe Dispenza utilizó como parte de su proceso de recuperación luego de un grave accidente que dice "La Fuerza que creó al cuerpo, sana al cuerpo" (The Power that made the body, heals the body).
Esto nos lleva a reconocer y a la vez liberarnos de esa ilusión de creer que somos los responsables de todo y nos acerca desde la humildad a reconectar con un Poder Superior (llámese como se quiera llamar Dios, Universo, la Fuente, etc). Nos lleva a CONFIAR. Confiar en algo más grande que nosotros. Confiar en que todo tiene un propósito mayor al que la mente nos hace creer. Confiar no en nuestro poder de controlar sino en nuestro poder de entregar y recibir desde el AMOR.
MIRADA AL INTERIOR
(Práctica sugerida para acompañar la reflexión):
Así que la invitación para esta semana será empezar a reconocer con completo amor y humildad, que el control no es más que miedo. Que podemos lograr convivir y crear una realidad distinta sin necesidad de imponer nuestra voluntad. Que podemos empezar a confiar en una fuerza mayor a la nuestra y que es la que realmente controla el flujo de la vida.
Paso uno, dedica un día para anotar todo aquello en lo que te veas "controlando" y luego intenta identificar ¿qué crees que sucedería si no lo haces? ¿Cuál es la necesidad de fondo? ¿Qué es específicamente lo que temes que suceda o deje de suceder si soltaras ese falso control? Si no estuvieras, ¿qué pasaría con esas situaciones, escenarios, tareas, etc?
AFIRMACIÓN: HOY DEJO IR EL MIEDO Y ME ABRO A FLUIR POR LA VIDA EN PAZ Y ARMONÍA.
Si te gusta lo que has encontrado por acá y sientes que ha aportado al menos un poquito en tu vida, te invito a compartirlo con otros para que juntos podamos seguir creciendo y liberándonos de las ataduras de la mente.
Además, si tienes algún comentario o si quisieras empezar a trabajarlo en sesión uno a uno, te invito a escribirme a contacto@rebecontreras.com
Linda semana.
Rebe